Familiares y amigos, además de colegas profesionales en ámbitos de actividad distintos a las telecomunicaciones y las TIC, nos han consultado sobre un tema algo recurrente en medios de prensa, aunque últimamente tratado con un poco más de énfasis: el supuesto riesgo de contraer cáncer cerebral por la exposición a la radiación emitida por las antenas de telecomunicaciones móviles.

No somos profesionales médicos, de modo que no podemos pronunciarnos en términos propiamente científicos. Sin embargo, una revisión de prácticas internacionales en la materia nos lleva a la conclusión que el riesgo para la salud por dicha radiación no está en las antenas, sino en los hábitos de uso de los dispositivos. Nos explicamos.

Radiación

La radiación consiste en la propagación de energía sobre un área circular (en forma de radio), a través de ondas electromagnéticas o partículas subatómicas, y está presente en la vida cotidiana de las personas en forma natural (i.e. luz solar) o artificial (i.e. rayos X, aparatos de TV).

En particular, los servicios de telecomunicaciones móviles consisten en la emisión de ondas electromagnéticas, en las bandas que le son asignadas (800, 900 y 1 900 MHz).

La evidencia sugiere que el impacto de la radiación sobre la salud es directamente proporcional a su intensidad: mientras más bajo, es nulo; mientras más alto, más riesgoso.

Por tanto, lo importante no es que la radiación no exista, sino que tenga una intensidad baja.

Antenas: regulación de la instalación

Bajo esta premisa, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) estableció en el año 2003 límites máximos permisibles a la emisión de radiaciones no ionizantes para cada antena que los operadores móviles desearan instalar, en concordancia con el Código de Medio Ambiente vigente en el país.

Dichos límites máximos, además, recogen las recomendaciones de la Comisión Internacional de Protección en Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés) que define a cuántos amperios, voltios y distancias de seguridad las personas podemos ser expuestas, a través de investigaciones conjuntas con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La Dirección General de Control y Supervisión de MTC es la unidad encargada de supervisar el cumplimiento de dichos límites antes y después de la instalación de cada antena, a través de estudios presentador por los operadores (antes) y el monitoreo de campo (después).

Si el monitoreo de campo muestra que los límites máximos son excedidos, MTC exige su desinstalación y somete al operador móvil a las multas correspondientes a faltas muy graves.

En una entrevista periodística reciente, el Vice-Ministro de Telecomunicaciones Raúl Pérez-Reyes afirmó que dicho monitoreo registra que el nivel de radiación de las antenas móviles se ubica en una centésima parte respecto a los límites máximos establecidos.

Si esto es así, pareciera que de lo que realmente debiéramos preocuparnos (y los operadores móviles ocuparse) es no tanto de las antenas, sino de los hábitos de los usuarios respecto a sus dispositivos móviles.

Dispositivos: recomendaciones sobre hábitos de uso

Las mismas investigaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reconocen la ausencia de evidencia científica sobre la vinculación entre antenas de telecomunicaciones móviles y cáncer cerebral, subrayan la importancia de que los usuarios mantengamos los dispositivos móviles cerca al cuerpo el menor tiempo posible.

Una lista de recomendaciones prácticas incluye:

  •  No hablar por el dispositivo móvil por demasiado tiempo
  • Al hablar, mantenerlo alejado de la cabeza (mediante audífonos, por ejemplo)
  • Al no hablar, mantenerlo alejado del cuerpo (i.e. llevarlo en la mochila o la cartera… no en el bolsillo de la camisa!)
  • Por la noche, o apagarlo o mantenerlo alejado de la cama
  • Evitar su uso (para llamadas o para juegos) por parte de niños o adolescentes
  • Evitar su uso cerca de dispositivos médicos (i.e. marcapasos)

No siendo robusta la evidencia en el país o a nivel internacional sobre problemas de salud motivados por los dispositivos móviles, no debemos esperar a que ello ocurra para tomar en serio estas recomendaciones.

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Telecomunicaciones móviles y desarrollo digital

En DN Consultores promovemos una visión de Perú digital, en que los peruanos vivamos mejor gracias a la capacidad de relacionarnos entre sí y con el resto del mundo mediante el uso intenso de servicios basados en tecnologías de información y comunicaciones (TIC). Es decir, lograr que las TIC sean una herramienta para mejorar nuestra calidad de vida.

Esto exige, como primer paso, que los peruanos estemos profundamente conectados entre sí y con el mundo, y la banda ancha (fija y móvil) es imprescindible para lograr eso.

Por eso anhelamos que el proyecto de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO) sea un éxito, y que el despliegue rápido de redes móviles 4G nos ayude a evitar que en banda ancha Perú siga tan mal como en el fútbol: en los últimos lugares en Sudamérica.

Nos cuesta entender que alguien pueda oponerse a que la banda ancha florezca en el país.

Los municipios benefician la concentración en el mercado de telecomunicaciones

Algunos municipios distritales (en el resto del país y en Lima Metropolitana) limitan la instalación de nuevas antenas, a pesar del evidente clamor de los vecinos en su comunidad por recibir servicios de telecomunicaciones móviles con mejor calidad de red.

Somos muchos quienes padecemos de una mala señal desde nuestros dispositivos móviles (llamadas entrecortadas o acceso internet lento, por ejemplo), sobre todo cuando nos encontramos bajo techo (más aún si nos ocurre en un piso elevado en algún edificio).

Esto se explica por la insuficiencia en el número de antenas, lo cual es difícilmente imputable a los operadores (vender conectividad en zonas de alto tráfico es su negocio), sino a los procedimientos establecidos en forma autónoma por cada municipio distrital.

Considerando la fuerte expansión de red de 2 operadores nuevos, esto podría inducir la irónica consecuencia de que los municipios contribuyan con el sostenimiento de la fuerte concentración actual en el mercado de telecomunicaciones (que nos perjudica a todos), debido a que quien menos requiere instalar antenas -en términos relativos- es precisamente Telefónica (el operador más grande y con más tiempo en el mercado).

Uno de los nuevos operadores no logra hasta el momento lanzar su operación comercial –entre otras razones- debido a su dificultad para obtener permisos municipales, y ojalá que la mayor afinidad idiomática y cultural del otro operador (de más reciente entrada) evite que le ocurra lo mismo.

Sin más antenas, el problema continúa

Perú enfrenta una situación de severo rezago en el tamaño y la concentración en el mercado de telecomunicaciones. Los usuarios requerimos más servicios, que sean cada vez más asequibles.

El vínculo cotidiano más estrecho de los ciudadanos ocurre no con el Estado central, sino con sus municipios. Por tanto, éstos juegan un rol clave en que podamos tener distritos digitales como peldaños progresivos para acercarnos a la visión de un Perú digital.

Por tal razón, los municipios no sólo no deberían limitar la instalación de antenas de telecomunicaciones móviles, sino que se lo deberían exigir a los operadores, para que sus vecinos cuenten con un buen servicio, por supuesto en condiciones coherentes con el Código de Medio Ambiente del país y los límites de  radiaciones no ionizantes de MTC, además del plan nacional de banda ancha, también liderado por MTC.

Con el mismo énfasis, tanto los operadores móviles, los propios municipios y en especial MTC y OSIPTEL (en cuanto a su rol defensor de los derechos de los usuarios) deberían promover campañas de comunicación (eso que tanta falta hace en el gobierno actual, según sus propios voceros), para que los usuarios móviles tomemos en serio las recomendaciones internacionalmente aceptadas sobre el mejor uso de nuestros dispositivos.

De esta forma, podremos armonizar la necesidad clamorosa de expansión de cobertura en telecomunicaciones móviles y la necesidad de que los usuarios móviles estemos bien informados para evitar cualquier perjuicio en nuestra salud.