El proyecto de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica en Perú (RDNFO) avanza a paso firme. Luego de la publicación de la Ley que le dio origen en julio del año 2012, a la fecha se encuentran en proceso de discusión y mejora el reglamento de la Ley y las bases del concurso. La fecha de su adjudicación está programada para octubre próximo.

Por la envergadura del proyecto (inversión estimada en 350 millones de dólares) y su duración (plazo de concesión de 20 años para el operador dorsal), un aspecto medular es su adjudicación a un postor solvente en capacidad de contribuir con los objetivos simultáneos que son la esencia de la RDNFO: la mejora dramática en la cobertura y la competencia en banda ancha en Perú.

Decimos esto porque existen tres escenarios posibles sobre el perfil del operador dorsal, a partir de lo cual el Estado puede discernir sobre aquél que resulte más coherente con dichos objetivos, y sobre esa base definir los criterios de selección en la normativa correspondiente (Ley, reglamento y bases del concurso). A continuación analizamos los tres perfiles en cuestión (operador dominante, operador no dominante y operador sin presencia local) y los criterios de selección definidos hasta el momento por el Estado en tal normativa.

El proyecto RDNFO

La iniciativa de la RDNFO nace del diagnóstico de que Perú enfrenta una fuerte brecha en cobertura de redes (que llegan apenas a la zona costera) y en competencia (dado que un operador concentra 65 por ciento de los ingresos en el mercado de telecomunicaciones).

A partir de este diagnóstico, que implica un severo freno al desarrollo del país, el proyecto consiste en la entrega de un subsidio a un operador que ofrezca el servicio portador a nivel nacional mediante el despliegue una red de fibra óptica a 180 de las 195 capitales de provincia (13.000 kilómetros de red) y de cobertura satelital a las restantes 15.

El caso de negocio consiste en una concesión por 20 años de duración, con un subsidio para cubrir la inversión (350 millones de dólares estimados) y el déficit operativo de los primeros años, compensado luego con una compartición de ingresos con el Estado una vez que el proyecto obtenga márgenes operativos positivos.

Según las bases del concurso, el factor de competencia para la selección del operador dorsal es la mejor oferta económica, entendida como la combinación del menor subsidio requerido y la mayor compartición de la utilidad operativa ofrecida entre todos los postores.

Caso 1: operador dominante

Perú es el mercado de telecomunicaciones más concentrado en Sudamérica. Los ingresos de Telefónica del Perú (TdP), operador dominante, representan 65 por ciento del mercado total, resultado de su fuerte concentración horizontal (operador multi-redes y multi-servicios) y vertical (operador mayorista y minorista).

Por tal razón, su exclusión como postor en el concurso es bastante razonable, en tanto ello acarrearía un insostenible incremento en la concentración de mercado, con el consecuente perjuicio de largo plazo para los usuarios en los precios y la calidad de la banda ancha en el país (es decir, un empeoramiento respecto a la situación actual).

Bajo esta consideración, el proyecto de reglamento hace bien en introducir una limitación de participación como postores a aquellos operadores con una cuota de mercado superior a 25 por ciento respecto a la extensión de redes de fibra óptica desplegada por los operadores de telecomunicaciones a nivel nacional.

Caso 2: operadores no dominantes

Fuera del operador dominante, Perú cuenta con un número limitado pero sólido de operadores de telecomunicaciones, orientados a diferentes segmentos de clientes y servicios, entre ellos el servicio portador.

En forma similar a casos de negocio de servicio portador en otros países, los operadores con presencia en ese mercado complementan dicho servicio (provisto a operadores de servicio final) con otros servicios montados sobre su red, incluyendo el servicio de internet para clientes en el segmento empresas.

Sin embargo, debido a que el espíritu de operador neutro es esencial al proyecto RDNFO (el operador dorsal no debe tener clientes finales), es entendible que el Estado planee mantener el criterio de que no tenga clientes ni residenciales ni empresariales.

En tal caso, podría dejar abierta como única posibilidad que el operador dorsal pueda –previa exigencia de un acuerdo entre partes- retribuir a los operadores de otras redes cuya infraestructura el operador dorsal utilice no con un pago en efectivo, sino con la provisión de servicios de telecomunicaciones.

Operadores internacionales

A diferencia de los operadores locales no dominantes, los operadores sin presencia local parecen tener el camino más despejado. El umbral de 25 por ciento de cuota de mercado no los afecta, ni tampoco la necesidad de abandonar un modelo de negocio que hoy no tienen en el país.

Al contrario de eso, el proyecto de reglamento deja abierta la posibilidad de que el operador dorsal pueda tener empresas vinculadas dedicadas a otros negocios de telecomunicaciones.

Comprensiblemente, la entrada al país mediante la RDNFO es una gran ventana de oportunidad para que operadores internacionales puedan a continuación entrar en servicios finales (servicios móviles o ISPs, por ejemplo) que le permitan atender a clientes residenciales, lo cual sí atentaría contra el espíritu de operador neutro (pues dejaría de serlo).

Conclusiones

La combinación de subsidio a una red nacional con el concepto de operador neutro es el eje virtuoso del caso de negocio RDNFO, para mejorar la fuerte brecha de cobertura y competencia en telecomunicaciones en Perú.

Por tanto, la fijación de un umbral de 25 por ciento de cuota de mercado en redes nacionales es saludable, no así la limitación al operador dorsal de no proveer servicios de Internet ni a clientes empresas, por cuanto ello no afecta a la esencia del concepto de operador dorsal, y más bien, inhibe la participación de los operadores no dominantes en el país.

En aras de tomar la mejor decisión de corto y largo plazo para el país, es importante estimular el ambiente competitivo que debe animar el Concurso de Selección del operador dorsal y, más importante que eso, considerar la sostenibilidad del proyecto RDNFO sin que el operador dorsal distraiga su atención en negocios distintos a su rol como proveedor de transporte.

Por tanto, lo mejor es dejar que el modelo de negocio del operador dorsal se asemeje a la naturaleza habitual de otros operadores de transporte, es decir, ofrecer el servicio de internet en forma complementaria al servicio portador, y proveer servicios a operadores de telecomunicaciones de servicios finales y a empresas.

En este último caso, el Estado podría —como una solución intermedia— habilitar al operador dorsal a proveer servicios sólo a aquellas empresas cuya infraestructura utilice. En estas condiciones, la competencia en el concurso de selección será mucho más pareja, y se podrá seleccionar al operador dorsal en las mejores condiciones para el país.