Tras la publicación de los resultados financieros de los operadores, a los analistas del sector no les quedó duda de que en el 2018 el mercado de telecomunicaciones decreció en ingresos, fruto –en buena medida– de la guerra tarifaria. Carlos Huamán, director de DN Consultores, estima que este año, en el mejor de los casos, estaremos “flat”. Pero se podría decreciendo si no cambian las estrategias.
Si solo nos concentramos en los indicadores de penetración del servicio, el año pasado sí hubo avances sustanciales, pues hubo 3,2 millones de líneas nuevas y la teledensidad llegó a 136%. Los reportes de Osiptel nos muestran incluso que solo en Lima, en el último año se sumaron alrededor de un millón de líneas (llegamos a 11,78 millones) cuando sumar esa misma cantidad de usuarios tomó antes cuatro años (del 2013 al 2017). Esto se puede explicar en buena medida por el mayor impulso que Bitel dijo que daría a su operación en la capital.
Al interior, en cambio, no se ha sentido de manera tan intensa la batalla como en el 2016, y si bien se suman decenas de líneas en cada provincia, zonas como Cusco y Apurímac incluso experimentaron leves caídas.
CONSUMO BARATO
¿Por qué sumar líneas no termina de ser rentable para los operadores? Alejandro Jiménez, ex gerente de Osiptel, es claro: la guerra por bajar precios hace que el Arpu (gasto por usuario) sea muy bajo (US$5). A ello hay que sumar el hecho de que los clientes pospago, que más consumen, casi no crecen. En el último año, los crecimientos se dan sobre todo en el segmento prepago.
Entel, por ejemplo, ha sumado un millón de clientes prepago (ya tiene 5,14 millones) y superó a Bitel, que solía tener más prepago que ellos. Esto incluso cuando en términos de portabilidad, el regulador ha informado que Entel no está reportando niveles positivos en prepago, sino solo en pospago.
La vietnamita, en cambio, solo sumó unos 300 mil clientes prepago, pues ha puesto su mayor empeño en mejorar su base de clientes pospago control. El resultado fue que ganó más de un millón de clientes: pasó de 580 mil líneas en diciembre del 2017 a 1,64 millones al cierre del 2018.
No obstante, a pesar de los esfuerzos que dijeron harían por mejorar los niveles de consumo de sus clientes, siguen siendo el operador que menos gasto por usuario (Arpu) maneja y su participación en el tráfico de llamadas (9%) es mucho menor al de sus rivales e inferior a su participación en número de líneas activas (15,2%).
Entel, en cambio, siempre se ha caracterizado por tener cautiva a una base de clientes de alto consumo; sin embargo, aun cuando tiene el 18,5% de líneas solo abarca el 16,1% de los minutos de llamadas realizadas. Esto se explica porque el grueso de clientes sigue usando a los dos operadores más grandes: Movistar y Claro.
El consumo en los líderes sí ha experimentado un gran y costoso cambio: se elevó la cantidad de llamadas que se realizan fuera de la red (se pasó de un 35% a un 44%). Hasta el 2017, uno de los pilares de las estrategias de fidelización era que las llamadas no costaban si eran entre los clientes de la marca. Pero desde que todos se lanzaron a ofrecer los planes ‘ilimitados’ el cliente ya no asumía un costo por llamar al operador rival, solo el operador.
Movistar mejoró sus ritmos de caídas en portabilidad, pero perdió algunas decenas de clientes en pospago y bajando ingresos por la guerra de tarifas. Sigue siendo el operador con más usuarios (37%) y más minutos consumidos (39,2%), pero lleva dos años a pérdida.
Y Claro también reportó ante sus inversionistas que no fue un buen año. No pierde como Movistar, pero redujo sus ingresos en el 2018 y no ha logrado sumar más clientes: tiene casi la misma cantidad que en el 2014.
Artículo original publicado por El Comercio