Azteca Comunicaciones busca salir del Perú. El operador de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO), que es parte del grupo mexicano TV Azteca, estaría negociando una salida progresiva del país con el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), según información interna de la empresa a la que SEMANAeconómica tuvo acceso fortuitamente y otras fuentes del sector consultadas por esta revista.
La nula rentabilidad del proyecto —tuvo pérdidas por US$1 millón en el 2017—, sumada a la rigidez del contrato de concesión —que la obliga a ofrecer megas a una tarifa fija— la empujarían a tomar la decisión. Azteca declinó dar declaraciones, pero en los resultados de su matriz al cuatro trimestre del 2017, el mensaje es claro: “[La estrategia de TV Azteca] se enfoca en sólidas operaciones de medios en México y máxima rentabilidad en el exterior”.
“Azteca no lo ha mantenido oculto: siempre comentó que decidiría salir en función a cómo acabe el 2017”, asegura un exfuncionario del MTC sin autorización para declarar.
EN MEDIO DEL LABERINTO
No obstante, la salida del operador no será fácil. Si Azteca se retira de la concesión, el Estado ejecutaría una carta fianza por cerca de US$20 millones, de acuerdo con el contrato de concesión. La ejecución de dicha carta fianza se debería a que el concesionario no cumpliría con sus obligaciones contractuales de dar servicio desde el inicio la operación hasta que ésta caduque al finalizar el contrato. “Si Azteca evalúa que sus pérdidas son menores pagando hoy la carta fianza que asumiendo la operación de la red por el resto del contrato, podría ser una salida”, detalla José Miguel Porto, socio de Montezuma & Porto.
En cambio, si el Estado resuelve el contrato, tendría que pagarle un monto de alrededor de US$185 millones a Azteca, según cálculos de Osiptel. Este cálculo busca hallar el valor comercial actual de la red dorsal calculando los pagos que iba a recibir el concesionario por parte del Estado tanto la renta por inversión —que reconoce los desembolsos incurridos por el concesionario durante la etapa de despliegue e inversión— como la renta por mantenimiento y operación —que reconoce los gastos operativos y de mantenimiento-.
Ambos escenarios son poco probables, ya que ninguna de las partes ve atractiva una salida con pérdidas millonarias. Al cierre de este informe, el MTC no dio declaraciones. “Lo que no debe pasar es que revierta al Estado. La red no puede quedarse sin alguien que la opere”, indica Carlos Huamán, CEO de DN Consultores.
Si Azteca se retira de la red dorsal, ésta revertiría al Estado y se licitaría de nuevo. Uno de los problemas con ello es que ésta quedaría durante un tiempo considerable —el tiempo que demore volverla a licitar— sin una empresa que se encargue de su operación y mantenimiento. Además, si se mantiene el esquema contractual actual cuando vuelva a ser licitada, esta licitación sería poco atractiva. “Hay problemas conceptuales en cómo el Estado peruano constituyó la red y su contrato. También tiene problemas operativos, pero derivados de cómo está hecho el contrato”, indica Sandro Marcone, expresidente de MTC Digital.
Las empresas de telecomunicaciones que operan en el Perú tampoco estarían interesadas dado que ya tienen redes propias. Los únicos posibles postores serían empresas con presencia regional que busquen una puerta de entrada al Perú, coinciden las fuentes.
¿POSIBLES SALIDAS?
Otra posibilidad es que el Estado le entregue la operación de las redes regionales —que conectan con la RDNFO— a Azteca, coinciden los CEO de dos concesionarias de redes regionales. Las redes regionales ya han sido implementadas en parte, pero ninguna de ellas ha sido entregada al Estado para que se licite su operación por problemas con el saneamiento de terrenos y con la conexión a los nodos de la red de Azteca.
“Se licitaría la operación de todas las redes regionales como un paquete. Azteca es el único con el nivel de sinergias para operarlo”, afirma uno de los ejecutivos vinculados a las redes regionales, que prefirió el anonimato al tener contratos con Azteca. Así, aumentaría la baja demanda de la RDNFO y recuperaría parte de su inversión, aunque no sería suficientemente rentable como para asegurar la permanencia de Azteca. Por ello, dejaría el país progresivamente. “La empresa puede transferir sus acciones con el visto bueno del MTC y el Osiptel”, señala Porto.
Otra opción sería flexibilizar la tarifa de Azteca para que sea competitiva respecto de los otros operadores privados, alternativa impulsada por Osiptel. Requeriría una ‘adenda’ y tendría el rechazo de dichos operadores, pues competirían contra una red subsidiada por el Estado. “La renta por mantenimiento y operación que el Estado paga a Azteca no cubriría sus gastos. Por ello, el proceso de ‘adenda’ al contrato de concesión sería complicado: se tendría que armar una nueva partida presupuestaria para también cambiar ese punto”, indica Porto.
Por ello, el escenario más factible sería una salida unilateral de Azteca, aunque la concesionaria buscaría formas de librarse de la ejecución de la carta fianza. “Tal vez Azteca apunte a imputarle un incumplimiento contractual al Estado [que la libere del pago de la carta fianza por US$20 millones]. Esto se tendría que resolver por medio de un arbitraje”, detalla Porto. Ante la posibilidad de un escenario de resolución hostil, el MTC y Azteca negocian. Si hay humo blanco, tendría que llegar pronto: por ahora, la red se mantiene como un elefante blanco y el Estado sigue subsidiándola.
Artículo original publicado por Semana Económica