MUCHO MÁS que un conjunto integrado de proyectos tecnológicos, entendemos el concepto de transformación digital como un cambio radical en la forma en la que funciona la sociedad (personas, empresas, Estado), mediante el surgimiento masivo de nuevos servicios a través de un intenso proceso de automatización de procesos.

La transformación digital se ubica en el centro de la cuarta revolución industrial (4RI), de la misma forma que la “transformación eléctrica” se ubicó en el centro de la segunda revolución industrial (a inicios del siglo XX) y, por ende, implica una transformación cultural.

La transformación digital ofrece una gran oportunidad de desarrollo para el país, pero también crea el riesgo de exacerbar la brecha digital si la iniciativa privada de empresas líderes en sectores intensivos en información (banca, seguros, comercio, servicios públicos) no está acompañada de una política pública que “mueva la rueda” de la transformación digital en servicios socialmente sensibles (educación, salud, trámites ciudadanos), provistos por el Estado peruano, especialmente en poblaciones vulnerables.

Esta política pública deberá abordar aspectos como conectividad (internet para todos), acceso a dispositivos (móviles, fijos, de acceso público), contenidos y aplicaciones locales y –lo más importante– educación, que promueva la ciudadanía digital y, por lo tanto, la adopción masiva de servicios digitales.

Artículo original publicado por G de Gestión p. 40