Los servicios digitales pueden ser una palanca para la recuperación de la crisis económica que se avecina a consecuencia de la actual crisis sanitaria.

Frente al escenario incierto respecto a la pandemia por la enfermedad Covid-19, una certeza que los latinoamericanos sí tenemos es que a poco más de un mes desde su aterrizaje en la región, esta crisis sanitaria induce una aceleración en el proceso de transformación digital de nuestros países.

Tal como lo mencionó el Presidente Vizcarra en Perú días atrás, la conectividad digital forma parte de los servicios esenciales considerados por los gobiernos en la región para afrontar la crisis actual porque “estar distanciados no significa estar incomunicados”, sino todo lo contrario, podríamos agregar.

Si la transformación digital representa un pilar para mitigar el impacto negativo de Covid-19 sobre el bienestar económico, social y personal de nuestros ciudadanos, vale la pena recordar que sin una conectividad robusta la transformación digital no es posible, y que dicha conectividad debe ser acompañada por un nivel de desarrollo equilibrado en los otros componentes del ecosistema digital: dispositivos, contenidos, alfabetización.

Sobre lo primero, autoridades y operadores en la región han tomado en las últimas semanas decisiones de corto plazo claves para asegurar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones en tres aspectos: gestión de redes, atención a clientes y planes tarifarios.

En gestión de redes es destacable el caso de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (Colombia), que ha modificado su normativa de neutralidad de red como respaldo regulatorio para que los operadores prioricen el tráfico de Internet relacionado con contenidos en los ámbitos de educación, salud, trabajo y servicios de gobierno.

En atención de clientes, luego de la declaración de estado de emergencia y cuarentena nacional en Perú, el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL) instruyó a los operadores la suspensión de los canales de atención presenciales.

Si bien los canales de atención telefónicos o virtuales contemplan solicitudes de migración, suspensión o baja de servicio, corresponde al Osiptel diseñar una salida para que los operadores puedan también atender las solicitudes de activación de nuevas líneas o la reposición de tarjetas SIM en casos de pérdida o robo (aspectos ahora no permitidos por la exigencia actual de registro de la huella dactilar de los usuarios), toda vez que no queda claro cuándo la atención presencial pueda estar nuevamente disponible.

Respecto a planes tarifarios, el Plan Solidario de Conectividad lanzado por la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Chile) incluye el acceso gratuito a una velocidad de 2 Mbps (Internet fijo) y a sitios oficiales de telesalud y teleeducación (Internet móvil), exclusivamente para familias en situación vulnerable, según el Registro Social de Hogares (RSH).

Con similar agilidad, es tarea de las autoridades del sector en la región acompañar estas medidas de corto plazo con otras que alivien aquel dolor que nos acompaña en la región durante años: conectividad para los no conectados.

Por ejemplo, a la luz de las agresivas medidas económicas adoptadas por varios gobiernos para mitigar el impacto económico cada vez más visible de la crisis sanitaria en la población, ¿podemos pensar en beneficios regulatorios (canon) o tributarios (aranceles) para la expansión de infraestructura? Nuestros países enfrentan una realidad imprevista hace apenas unos meses, y bien afirman algunos de nuestros gobernantes que “ante una crisis sin precedentes, es necesario adoptar soluciones sin precedentes”.

Sobre el resto de los componentes en el ecosistema digital, la fuerte penetración de dispositivos móviles inteligentes favorece el acceso de los ciudadanos a servicios digitales. Pero como sabemos, el Internet móvil y fijo son complementarios, de modo que más allá de soluciones de acceso comunitario o del uso de la TV o radio como medios de difusión en el caso de la educación a distancia, es muy deseable dedicar esfuerzos para activar soluciones creativas que permitan la masificación de ordenadores, sobre todo en los países de América Central, Bolivia, Perú o Paraguay, que registran la menor penetración de estos dispositivos en la región.

Finalmente, el desarrollo de contenidos a medida de las necesidades sociales y económicas de nuestros países es aún una importante agenda pendiente, junto con la alfabetización digital necesaria para que los latinoamericanos aprendamos a “sacar el jugo” a dichos contenidos y para evitar una indeseable expansión de la brecha digital en la región.

Conforme la crisis sanitaria sea aliviada, vemos desde ahora señales de la crisis económica que se avecina. Queda en los gobiernos, el sector privado y la ciudadanía aprovechar las oportunidades que los servicios digitales nos ofrecen como una palanca para que podamos recuperar nuestra senda de desarrollo.

Artículo original publicado por DPL News (06/abr/2020)