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Conexiones fijas de Internet llegan a 2,06 millones y podrían duplicarse si se superan barreras, dicen expertos.

Mientras las conexiones a Internet vía móvil ya superaron los 18 millones, las fijas siguen bordeando los 2,1 millones. Puede sonar irónica la comparación, pero solo en el último año el móvil sumó 2,5 millones de líneas, más del total de clientes que el servicio fijo ha ganado en las últimas dos décadas.

Es gracias a este dinamismo del móvil que hemos pasado del 27% de penetración de Internet en el 2012 a cerca del 60% y vamos rumbo al 75% para el 2020, según Gianfranco Polastri, gerente de Google Perú.

La relevancia ganada por el celular en la lucha por reducir la brecha digital en el país es innegable para todos los analistas. “Debe reconocerse que, así como la telefonía móvil ha sustituido a la fija, el móvil es también un fuerte sustituto del Internet fijo”, señala Liliana Ruiz, directora de Alterna Perú. Sin embargo, advierte, aunque en menor proporción, el fijo seguirá siendo necesario.

Vayamos a los ejemplos. Un limeño promedio, ni bien abre los ojos, toma su smartphone para revisar el Facebook. Eso es posible porque tiene saldo en el móvil o porque se conecta vía Wi Fi, que no es otra cosa que una retransmisión inalámbrica de la señal fija (recibida vía un cable).

La verdad es que el usuario pasa la mayor parte del tiempo en su trabajo, colegio o casa, lugares donde lo habitual es conectarse vía la red fija. “Es, pues, un juego de convergencia en donde ambos medios son relevantes para estar todo el tiempo conectado”, explica Erick Iriarte, socio de Iriarte & Asociados.

 ¿Tenemos suficientes conexiones fijas para lograr dicha complementariedad? Algunos proveedores del sector afirman que no, pues la media de penetración del fijo en otros países (donde todos usan smartphones) se acerca al 20% y nosotros no llegamos ni al 10%. Podríamos estar hasta en 4 millones, aseguran, si se logra eliminar las barreras que existen para expandir el servicio, las cuales van desde edificios construidos sin espacio para tender el cable o fibra pasando por trabas burocráticas en los municipios y condiciones geográficas hostiles.

EL GRAN RETO
En la actualidad, el mercado de Internet fijo tiene dos fotos según el público al que se dirige: el corporativo y el residencial. Iván Chumo, gerente general de Optical Networks, comenta que, en el ámbito corporativo, hay mucha competencia: en los últimos cinco años se sumaron operadores y ya son 13 medianos y 8 pequeños peleando por un mercado que crecerá 35% en el 2017 gracias a la llegada de la red dorsal al interior del país.

En el entorno residencial, por el contrario, “el nivel de competencia es bastante bajo: un solo operador tiene el 81% y el otro ha logrado 18%”, advierte Carlos Huamán, director de DN Consultores. El ambiente competitivo ha mejorado, acepta, y siguen llegando actores (como Entel, que en octubre lanzó su oferta de Internet fijo) pero aún dista de la realidad que se vive en Colombia o Chile, en donde hay cuatro operadores con más del 10% de participación.

Óscar Montezuma, socio de Montezuma&Porto, considera que el sector no tiene un problema de tipo regulatorio en sí, sino más bien se trata de un tema de adaptación de las políticas a la evolución tecnológica. Coincide Iriarte, quien acepta que las normas vigentes son mejorables, pero esa no es la urgencia, sino la creación de un ente ministerial que diseñe políticas.

Existiría un mejor nivel de competencia, afirman algunos operadores residenciales, si la ley fijara la compartición de infraestructura (un operador alquila su red al resto), pero eso no bastará para cubrir la última milla, allí donde la geografía dificulta la llegada del cable.

La red dorsal es extensa, pero no cubre la selva (Loreto, Ucayali y Madre de Dios) ni otras 10 mil poblaciones remotas, recuerda Huamán, donde solo funcionan los planes alternativos: desde los drones de Facebook hasta los globos de Google. ¿Cuál sería la solución idónea? “Es labor de Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC) identificar la función técnico-económica que otorgue el mayor costo-beneficio social”, aclara.

Huamán estima que nos “quedaremos a la mitad” si no se dan políticas para promover la competencia en fijos. Pero no es solo eso, se debe ir más allá, añade Iriarte, y diseñar un plan para potenciar la conectividad en sí misma. Solo el Estado puede liderar esa revolución digital, recalca Ruiz. Y el modo más certero de lograrlo, coinciden todos los analistas, sería a través del viceministerio TIC que impulsa (y volvió a presentar en el CADE) Martín Vizcarra, titular del MTC.

 


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