MARCELA MENDOZA RIOFRÍO
Informe Central. Día_1

En Brasil y México su uso ha dinamizado la venta de estos dispositivos a tal punto que ya superan las cifras de los teléfonos convencionales

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Las luces de bengala, los fuegos artificiales y las bombardas no paran de resonar porque una nueva tecnología de acceso a Internet a través del móvil aterrizó: 4G LTE. Dos operadoras, Movistar y Nextel, sellaron en las últimas semanas su derecho a ofrecer el servicio (bandas 1700/2100 MHz) y se espera que el próximo año se licite una tercera banda (700 MHz) en la que tanto Viettel como Claro están interesados. ¿Implicará la buena nueva cambios en el mercado? La respuesta puede ser compleja.

En los últimos cinco años, el líder del mercado, Movistar, ha pasado del 57% al 51% de participación, según datos de DN Consultores, mientras que su competidor más cercano, Claro, pasó del 39% al 43% y va de a pocos quitándole terreno. El tercer jugador se ha mantenido en menos del 5%, pero podría subir hasta un 10% ahora que tiene la espalda del capital chileno (Entel) y se ganó el derecho a brindar el servicio LTE, según el director de dicha consultora, Carlos Huamán. Y el cuarto competidor, según Hai Nguyen, gerente para Perú de Viettel, no se contentará con ser menos que Nextel.

LTE Y EL MERCADO DE SMARTPHONES

Pero, ¿qué tiene de especial LTE?, ¿por qué genera tantas expectativas? Más allá de lo que un bonito ‘brochure’ puede pintar, se trata de una positiva experiencia de navegación ininterrumpida con rápida velocidad de descarga que impulsará la venta de equipos inteligentes y el consumo de datos en el celular, explica Erasmo Rojas, presidente de 4G Américas.

Ya en otros países de Latinoamérica los efectos se han sentido a solo dos años de llegar la tecnología. En Brasil y México, según IDC, se han vendido este año más smartphones que celulares básicos y el consumo de datos bordea el 40%, lo cual genera el doble de nuestros ingresos por usuario.

El mercado peruano, con sus 28 millones de líneas y 10% de penetración de smartphones, no solo es pequeño en término de usuarios frente a la media regional, sino en ingresos. Mientras que en Latinoamérica el usuario deja US$11 (ARPU) al operador, aclara Rojas, en el Perú apenas son US$9.

En términos de equipos importados, añade Oliver Aguilar, analista de IDC Latinoamérica, este año se importarán 86,5 millones de smartphones que formarán el 45% del total de mercado y significarán un crecimiento del 62%; mientras que los celulares básicos (2G), decrecerán un 23%. Es más, los equipos inteligentes de gama baja (menos de US$150) representan el 22% del total, casi el doble que en el 2012. La migración de 2G a 3G se está concretando gracias a políticas de incentivospara reducir los precios, como facilitar la fabricación local o reducir impuestos, porque somos muy sensibles al costo.

¿Qué sucede en el Perú? Según Víctor Velarde, analista de Dominio Consultores, en el primer semestre el total de smartphones importados fue de 1,1 millones de unidades, lo que representa el 33% del total de equipos móviles. José Antonio Cassinelli Sánchez, director del segmento residencial de Movistar, añade entusiasta que en lo que va del año se han duplicado las importaciones de smartphones respecto al 2012. Sin embargo, para fin de año IDC espera que el crecimiento anual en la importación de equipos inteligentes en el Perú sea solo de 48% y entre el 2014 y el 2015 apenas bordearán el 10% de incremento, aun con redes de 4G LTE operando.

MAZAMORRA LIMEÑA

Una mirada optimista del mercado local como la de Liliana Ruiz, presidenta de Alterna Perú, vislumbra que ese entre 10% y 15% de teléfonos que cuentan con Internet continuará creciendo, gracias al impulso a la demanda que por su propio encanto generan los económicos nuevos modelos inteligentes, y al mayor dinamismo competitivo que generará tener cuatro operadores.

Pero el sueño no se volverá realidad tan fácilmente. Si bien se ha descentralizado el consumo de celulares y la capital ya no concentra a la mitad de usuarios móviles como era tres años atrás, sino solo dos de cada tres –aclara Jorge Bossio, director de gestión del conocimiento de la UPC– hay todavía mucho por crecer a nivel de redes (ubicar antenas) y de poder adquisitivo al interior del país. La llegada de una nueva tecnología puede tener tan solo un impacto de nicho y no de cascada mientras el poder adquisitivo de las provincias no mejore sustancialmente como para convertirse en clientes pospago, agrega el consultor James Arellano.

“Es posible que los usuarios ávidos de novedades hagan cambios, pero no veo el tema como una migración masiva. Porque la nueva tecnología no vendrá gratis o barata (las tarifas van a subir), y eso limitará muchísimo los cambios efectivos: se acentuará más la brecha”, advierte Roxana Barrantes, directora del Instituto de Estudios Peruanos.

Es verdad, acepta Erasmo Rojas, que el producto que opera en 4G LTE será rápidamente adoptado por el nicho de alto consumo tecnológico limeño, y que la expansión masiva de acceso a Internet móvil en todo el país se dará cuando los usuarios de 2G pasen a 3G. GFK estima que alrededor del 5% de equipos vendidos aquí en el último trimestre están listos para 4G y que en el 14% de usuarios de gama alta (más de US$500) están quienes migren rápido al 4G, pero ni siquiera a nivel Latinoamérica, advierte Oliver Aguilar, se superará el 14% (20,2 millones) de usuarios de 4G en el 2015.

Para lograr la migración, añade Aguilar, “hay que ver lo que sucede más allá de la zona de gran densidad, saliendo de Lima. El primer gran paso será lograr salir de 2G en las zonas alejadas y eso dependerá de colocar los equipos y dejar esquemas de consumo asequibles, flexibles y transparentes, porque sin confianza en cuánto me cobras por megatips no habrá adopción”.

Incluso en Lima la migración a 3G y 4G se complicará si se mantiene el diseño de ofertas poco atractivas gracias a una competencia desigual, apunta Barrantes. Los planes de consumo de datos, opina Bossio, deberán ir acompañados de ofertas muy llamativas en equipos. “Recordemos que la diferencia no solo debe sentirse sino verse. Si el servicio es mucho más costoso, pero la diferencia no se nota a simple vista, será difícil generar una migración masiva”.

RETO ESTRUCTURAL

Un mercado como el peruano, con el 95% de usuarios concentrados en dos competidores, no cuenta con la flexibilidad necesaria para ofrecer tarifas económicas que incrementen el consumo pospago y tampoco tendrá tarifas atractivas si se mantienen dos operadores en la red 4G, coinciden los analistas.

Y si bien Cassinelli confía en que seguirá creciendo de manera acelerada, el número de clientes pospago (desde 2009 hasta el cierre del 2012 prácticamente se ha triplicado la cantidad de clientes), y Claro asegura que en tres años se ha triplicado el consumo de Internet móvil, lo cierto es que se necesitan tres y no dos rivales para bajar los precios.

“La licitación del espectro es la primera barrera que hay que romper. Hasta que no se produzca dicho evento [un tercer competidor en 4G], no habrá el despliegue comercial esperado. Por eso es importante que los reguladores procuren eliminar todas las barreras cuanto antes”, advierte Adlane Fellah, analista de Maravedis, quien confía en que sea la demanda del propio mercado la que estimule al Estado a dar las facilidades para migrar.

¿Tenemos las condiciones para garantizar esa competencia que facilite la migración en cascada de 2G a 3G y 4G? Si miramos solo al nicho de gama alta, limeños ‘techis’ y público corporativo, la fuerza que traen los fabricantes de equipos, Android y Samsung destronaron a Blackberry en un año, son un gran impulso por sí mismos. De hecho, en el mercado corporativo, asevera Christian Segersbol, gerente de Citrix para Perú y Ecuador, con la llegada del 4G se consolidarán las políticas empresariales que buscan implementar el trabajo móvil que promueven los fabricantes de celulares y gracias a esa mayor velocidad del LTE se consolidará el consumo de software como servicio y las soluciones en la nube.

Sin embargo, si miramos al resto de consumidores, la necesidad de una labor más estricta por parte del Gobierno y Osiptel es evidente. “Consideramos fundamental que para una entrada en funcionamiento de la nueva tecnología 4G exitosa es necesario desplegar las redes y contar con más infraestructura. Se requerirá cuadruplicar o quintuplicar la instalación de antenas para dar cobertura y cubrir la demanda. Para ello, es necesario contar con el apoyo del Gobierno y de todos los municipios involucrados”, recalcan los voceros de AFIN (Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional).

Pero eso no es todo. También se necesita un Estado firme. El congresista Mesías Guevara afirma que el regulador debe tener una posición vigilante y establecer una política seria de resolución de los reclamos. La fiscalización debe contar con los instrumentos de medición de calidad adecuados, enfatiza, pero además es urgente mejorar la legislación, porque las leyes vigentes están desfasadas.

Gonzalo Ruiz Díaz, presidente del Consejo Directivo del Osiptel, coincide en la necesidad del fortalecimiento de su institución para ayudar a garantizar esa necesaria competencia y afirma estar trabajando en un conjunto de normas para eliminar barreras para la migración de usuarios, pero no basta con eso. La reforma estructural del mercado pasa por la existencia de varios competidores en condiciones parejas y es por eso que Gonzalo Ruiz espera tener una colaboración más activa con el MTC al asignar el espectro a nuevos competidores.

¿Bastará con tres o cuatro actores ofreciendo 4G para revolucionar el mercado y variar el ‘market share’? Los analistas coinciden en que es el punto de partida, pero en el camino se pueden cocer muchas habasy “el gatillo para ganar posición de mercado no será el tamaño del operador, sino la innovación comercial”, aclara Carlos Huamán, director de DN Consultores . Pero, como bien dice Jarabe de Palo, depende… Todo depende. Están el diseño de planes de pago sinceros, las condiciones parejas para competir, los fabricantes con estrategias atractivas, los servicios innovadores, la adecuada fiscalización y más. El impacto real es aún relativo.