Competitividad es una palabra clave en el entorno de los gobernantes, políticos, ministros de economía y académicos. Anualmente, el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) publica el Ranking de competitividad (http://bit.ly/PgoWie), la cual define como el conjunto de instituciones, políticas y factores, que determinan la productividad de un país.

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La posición 67 (subió 6 posiciones respecto al 2011) obtenida por el Perú (de 143 economías) en el periodo 2011-2012 resulta del puntaje promedio de 12 pilares, los cuales están de alguna forma y en mayor o menor medida, relacionados entre sí. Dentro de dichos pilares existen dos: la aptitud tecnológica (puesto 69) y la innovación (puesto 113), relacionados directamente con las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC).

Por otro lado, el Foro publica el Informe Mundial de Tecnologías de la Información 2012(http://bit.ly/N6GtF0), el cual mide el grado de aprovechamiento de las TIC por parte de los países desarrollados y en vías de desarrollo para mejorar su competitividad, y se obtiene teniendo en consideración un conglomerado de pilares relacionados al entorno del mercado, político y regulatorio, y de infraestructura, así como al grado de preparación tecnológica y el grado de utilización de las tecnologías, desagregados a nivel de individuos, de empresas y del Estado.

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En la región sudamericana nos superan Chile y Colombia ocupando la posición 106 (bajó 17 posiciones respecto al año 2011) de un total de 142 economías. Siendo que las TIC están íntimamente relacionadas con la competitividad, nuestras ubicaciones en los puestos 69 (aptitud tecnológica) y 113 (innovación) tienen un impacto directo en el puesto 67 obtenido en competitividad. Algo similar ocurre en gobierno electrónico, en donde de acuerdo al ranking de Naciones Unidas (E-Government Survey 2012, http://bit.ly/N6GYPA)

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Todo lo anterior lleva a que nos hagamos las siguientes preguntas, ¿Qué debemos hacer para superar la situación actual y que ella no se convierta en freno del avance en competitividad sino más bien la impulse?, ¿Acaso la Agenda Digital Peruana, en sus versiones 1.0 y 2.0 no ha sido eficaz?, ¿Por qué?, ¿En qué lo han hecho mejor los países vecinos que nos superan? ¿Qué oportunidades tenemos a la vista?

No es difícil esbozar algunas respuestas. En primer lugar, el Perú fue uno de los últimos países de la región en adoptar políticas sobre TIC (la primera versión de la Agenda Digital Peruana se aprobó en 2006 (http://bit.ly/N6HxJf), y la segunda en 2011 (http://bit.ly/N6HGfN). En segundo lugar, no se previó el financiamiento de los proyectos incluidos, lo que debilitó su ejecución. En tercer lugar, debe reconocerse que la infraestructura de telecomunicaciones, en especial la de los servicios de voz fijos y móviles estaba en pleno desarrollo, y la atención de las autoridades del sector comunicaciones estaba principalmente orientada a desarrollar la telefonía fija, los servicios móviles y el número de conexiones de Internet .

Por otro lado, la versión 2.0 aprobada el 26 de julio de 2011, contiene avances importantes en la visión, aun cuando se encuentra pendiente el modelo de gestión institucional que dé soporte a la implementación de la Agenda Digital.

En tanto no se diseñe un nuevo modelo institucional, está previsto que la propia ONGEI asumirá la responsabilidad de impulsar la Sociedad de la Información y del Conocimiento en el país, y en ese ínterin, las entidades del Estado no estarán adecuadamente alineadas al cumplimiento de los objetivos propuestos, debilitando todo esfuerzo para lograr su consecución. Como referencia podemos citar el caso medio ambiental, el cual ya se está institucionalizando en el Estado con la creación de dependencias en todos los sectores. Algo similar debería ocurrir con las TIC. Nuevamente, el factor crítico de éxito es el liderazgo del más alto nivel del gobierno.

Asimismo, la reciente Ley N° 29904 publicada el 20 de julio de 2012, de Promoción de la Banda Ancha y Construcción de la Red Dorsal de Fibra Óptica a Nivel Nacional, hace mención a la generación de contenidos y aplicaciones, aunque ello está restringido al ámbito del gobierno electrónico. Creemos que las posibilidades de las TIC van mucho más allá y que siendo transversales (es decir, aplicables) a todos los sectores, tienen un potencial y alcance mucho mayor. Por ello, es razonable considerar la necesidad de contar con una Ley de Promoción de las TIC a Nivel Nacional.

En conclusión, las principales condiciones para el despegue de las TIC en el Perú se encuentran todavía pendientes de ser resueltas. Mientras tanto, nuestros países vecinos nos han superado en los indicadores de NRI, gobierno electrónico y competitividad, y si bien ello tampoco significa que hayan logrado condecoraciones en las justas olímpicas, nos han sacado clara ventaja. Urge el debate constructivo de propuestas de soluciones al respecto si queremos aspirar a mejores posiciones, que al final del camino, nos harán más competitivos.