El proceso de licitación de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO) ya empezó.

Hace unas pocas semanas ProInversión publicó en su web la ficha del proyecto (http://bit.ly/17SWYBq), y en estos momentos las Bases deben estar en proceso de elaboración, para que su publicación para comentarios y su posterior aprobación estén a tiempo para cumplir con la fecha prevista para la adjudicación del concurso (4° trimestre del presente año).

En artículos previos nos pronunciamos respecto a que el operador dorsal neutro (http://bit.ly/VgNNb2), mientras que sendas declaraciones de prensa de ProInversión (http://bit.ly/Uux9AP) y MTC (http://bit.ly/WBxoc2) sugieren que la lista de postores inicialmente interesados es bastante nutrida, con más de 10 operadores sobre todo internacionales.

Esto representa una muy buena noticia, sin la menor duda, que a todas luces refleja el buen momento económico de Perú.

Además, marca una diferencia importante con el contexto que MTC y ProInversión vivieron durante la década pasada, en la que encontrar postores para el concurso del cuarto operador móvil resultó una tarea compleja, lo cual explicó que tal concurso tomara varios años para concluir en su adjudicación a Viettel.

En este contexto, la presencia masiva de postores inicialmente interesados debería servir precisamente para que el Estado introduzca en las Bases las exigencias que permitan que el operador dorsal, además de ser neutro, ofrezca las credenciales suficientes para garantizar una operación de la RDNFO coherente con el objetivo central de la política pública en telecomunicaciones para los próximos 20 años, es decir, la masificación de la banda ancha en el país.

Dicho de otro modo, que el operador dorsal, además de ser neutro, sea también solvente.

Operador dorsal neutro

El nivel de concentración de mercado en telecomunicaciones en Perú es tal, que la condición de neutralidad para el operador dorsal no debiera requerir mayor explicación.

Es decir, siendo que Telefónica del Perú concentra 65% de los ingresos de telecomunicaciones en Perú, entre 60% y 85% de cuota de mercado en los diferentes servicios y alrededor de 60% de las redes de fibra óptica nacionales (medidas en kilómetros de red), es claro que este operador debe quedar inhibido de participar como postor en el concurso de la RDNFO.

Esta limitación corresponde, más aún, tomando en cuenta que los términos de la renovación de su contrato de concesión la han convertido en una suerte de socio exclusivo del Estado Peruano en la expansión de cobertura de telecomunicaciones en el país (ver http://bit.ly/YGFCBX).

Por lo tanto, sobre este punto no hace falta extendernos más, sino simplemente subrayar que tanto el Reglamento de la Ley 29904 (Ley de Promoción de la Banda Ancha) y las Bases del Concurso de ProInversión definan los filtros correspondientes en forma nítida y explícita.

Operador dorsal solvente

Para empezar, debemos tomar en cuenta que la lista de postores inicialmente interesados incluye a operadores y proveedores de infraestructura.

Es importante considerar que el caso de negocio es en ambos distinto, pues mientras que el interés del operador  se enfoca naturalmente en la operación del servicio, el interés de los proveedores se orienta a la implementación del proyecto y su posterior mantenimiento.

Por tanto, nos parecería que el caso de operadores es más consistente desde el punto de vista del Estado Peruano, por cuanto la provisión del servicio es el eje de su actividad.

Sobre esta base, los requisitos operativos y financieros que ProInversión considera en sus convocatorias deben ser coherentes con las características del proyecto, que en este caso podemos resumirlo en 10 mil kilómetros de red nacional de fibra óptica y una inversión de USD 320 millones aproximadamente.

Estas cifras deberán ser útiles para la definición de requisitos cuantitativos y cualitativos exigentes, relacionados a umbrales de tamaño de red e inversiones de cierta envergadura, y a la experiencia específica que los postores deberán demostrar como operadores mayoristas internacionales por un buen número de años y en varios países.

Estos niveles de exigencia son posibles por el escenario favorable que precede al concurso; son necesarios para que los peruanos tengamos la tranquilidad de que el operador dorsal contribuya consistentemente con la inclusión digital en el país, durante los próximos 20 años, y son merecidos porque el modelo de negocio del operador dorsal ha sido –según la información divulgada hasta ahora- bastante bien concebido.

Lecciones aprendidas de experiencias previas

Escenarios económicos previos menos favorables motivaron que otros proyectos concursados por ProInversión años atrás hayan tenido con el paso del tiempo resultados menos auspiciosos.

Tal es el caso de proyectos FITEL hacia fines de los años 90 e inicios de la década pasada, en los que la adopción de premisas optimistas en el crecimiento de los ingresos indujo bajos montos de subsidio para su adjudicación, situación exacerbada por la imprevista (y actualmente muy latente) sustitución móvil-fijo rural.

Salvo contadas excepciones, y gracias a la solvencia de algunos operadores rurales y no a la consistencia del caso de negocio, hoy la mayoría de dichos proyectos se encuentran en serio peligro de colapsar.

En forma similar aunque en otro ámbito, la experiencia con Viettel hasta el momento ha resultado menos auspiciosa de lo esperado.

El plazo de inicio de sus operaciones era enero de este año, ello no ocurrió, y lo único que aconteció fue lo que se denominó como “inicio de operaciones técnicas”, lo cual significa que algunas antenas del operador funcionan, no así su servicio.

Es decir, quienes podamos ser potenciales clientes del operador no contamos aún con algún canal comercial dónde podamos comprar una línea móvil, transcurridos ya más de 2 años desde su adjudicación de la banda de 1 900 MHz.

La dificultad para la obtención de permisos municipales sería una de las explicaciones para el retraso en el inicio de sus operaciones, y precisamente ése es el tipo de experiencia que MTC y ProInversión deberán considerar para el concurso de la RDNFO, tomando en cuenta que, de manera más compleja que en el caso de Viettel, el operador dorsal deberá–por ejemplo- negociar el acceso a todo tipo de infraestructura que pretendan utilizar para el tendido de su red.

Conclusiones

El proyecto de la RDNFO representa uno de los hitos más importantes en la gestión de la política pública en telecomunicaciones desde la reforma estructural del sector hace 20 años (con la privatización de Telefónica).

Decimos esto no sólo por la inversión involucrada sino, más importante que eso, por su ambicioso objetivo de reducir la brecha digital en Perú, que nos ayude a acortar distancias en el desarrollo de la banda ancha como herramienta de desarrollo económico y social.

Sea cual sea el operador dorsal seleccionado, éste deberá estar a la altura de dicho objetivo, es decir, deberá ser un operador world-class, con capacidad operativa y financiera de sostener altos estándares de calidad de servicio, precios eficientes y el cumplimiento en el plazo de implementación oportuno de la RDNFO. El país no puede esperar.